1- ALAS CEGANTES
¡ Aquí está nuestra mesa ¡
En el cuadrado rosa de nuestra morada,
sobre el piso telúrico apenas embaldosado/
Con pan, azúcar, vino, yerba y tabaco,
en honor a tus ojos de canto
para resolver
la penumbra hambrienta de tu estómago
a través de la fragua de tu boca..
Y en la negra tierra fértil del afuera,
la bomba del pozo, con la napa profunda
y la noria esforzada
para resumir tú sed insaciable de ondura/
¡ Aquí está lo diminuto para ofrecerte ¡
Lo inmenso para festejar
lo guardo dentro del horno de mi alma.
Como un río bravío que corre por mis venas,
como si la sangre en reposo,
fuese a estrellarse al borde del precipicio
de tu barranca de amor azul, mi pequeña calandria/
En la senda de mi cordillera de Apalaches,
juntamos las manos como gemelos pecadores,
La noche estrellada de fondo en vitraux
y el cóndor de los Andes
volando nuestra mesa de banquete y ágape,
de sus enormes alas extraemos las nuestros plumajes
de ántrax/ Como dos alas,
entre el amor casi platónico y
el amor carnal de apetito.
que despierta mis fauces hambrientas
extendidas en tu territorio de apariencia real.
Lo que parecía pequeña comida
ahora es opima abundancia.
¡ OH, Dios ¡
Si cada vez que la miro al borde de la mesa mis ojos ardieran,
andaría mi vida buscando la ribera de la madera,
con el racor en ascua de fragua de sus ojos,
cegado por el fuego/
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2- LOS FRUTOS DE TUS BESOS
Bajo la noche en que estoy amparado
hallo en una blanca estrella tu recuerdo del alba.
Desterrado como los viejos puertos sin uso
siento rozar antiguos ritos de corolas en mi alma.
La marea vuela con alas de eco difuso,
canta con sirenas moldeadas en tu forma de hembra/
En ti acumulé todas mis banderas enamoradas
con el afán de un infante sin pompa inaugurada,
hasta que el reloj tocó su hora de partida
me ceñí a tu deseo que se iba haciendo neblina;
como una lumbre diáfana de derrumbado faro
abandonado de besos te miraba de la lejanía/
Antes del agua reviví tus pies de embriagada playa
con mis velados párpados,
mi naufrago corazón se hacia gajos en rayas/
Antes de tenerte compartida diluí los escombros
en lo mas interno de mi sombra/
Oh amor mío, el canto se ha hecho tan estrecho
qué en mi oído de desvanecida caracola
me quedó un silencio de copa vacía/ Fuiste en mi tacto la
ceñida cintura de turgencia/
Me llevo tu beso único de copa tinta
cuando entra la negritud del agua salada
y conjugo en verbo tus deseos de latido
y en adjetivos tus contornos recorridos/
Asé parto en la feroz ruta de un gris enero
más sólo que una barca de papel irónico.
Con los frutos de tus besos y la alquimia de tu ternura,
girando en mis labios desnudos la púrpura miel de la opalina/
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