Insomnio inconcluso.
Mañana ensombrecida.
Te busco, pero te atraviesa tu silente ánimo.
En mi mente, siempre encendido.
Cuando te encuentro apagás tus permisos.
Sos la huella persistente, la que cala más hondo.
Intento reanimarte, quiero que despiertes.
Mi insistencia ancla y mi deseo se resigna.
Te reconozco oscuro.
Y yo, ingrávida y etérea, continúo mi búsqueda,
porque ya no me contenta tu encasillada opacidad.