Comentan algunos doctos del lugar
que existe un supuesto paraíso terrenal
donde todos los que habitan son felices,
y que es éste un sitio de belleza sin igual.
Que como muy bien dice ese refrán,
allí la vida es linda y placentera,
siempre soñando tumbaos en la pradera,
en el que todos por igual \"comen perdices\".
Más aquí yo me arrogo la licencia y su permiso
para dudar de tamaña afirmación.
Pero no crean que me asiste una razón
y es por eso que respeto a los que piensan de ese guiso.
Y por eso les propongo una idea original,
a ver si tengo suerte en el intento.
Voy a venderles el equipamiento comercial,
puesto que yo siempre deseé vivir del cuento.
Y cuando esto haya logrado y ya esté dentro,
-formalmente desde aquí yo os lo prometo-
vendré nuevamente ante vosotros y os lo cuento
aun a riesgo que este pueda ser mi último reto.