Quisiera recordar que hacías con tus tres lunas, más solo tengo una fotografía que me dice caminábamos rumbo al río… El sol nos acariciaba fuertemente las mejillas como a todos los que trabajaban en el campo, pero sonreíamos ante el paseo que nos esperaba -una travesía en canoa y disfrutar de un trozo de sandía recién cortada de su mata.
¿Recuerdas cuán arenoso era el terreno? Se hundían nuestros pequeños pies por lo que no podíamos aguantar el paso de mamá quien nos apuraba a cada momento. Nos distraíamos fácilmente, un pájaro volando, un rico mango que caía estrepitosamente o una lagartija escabulléndose entre el monte.
Debíamos recorrer una distancia grande entre la casa y el río, pero creo que no nos cansaba porque todo era una aventura ante nuestros ojos, aunque el camino lo hubiésemos recorrido otras veces. Cada vez era distinto, como distinta era la gente que decía adiós por las ventanillas del tren.
¿Cantabas? No recuerdo haber escuchado tu voz, pero si tus risas porque yo era muy seria y desde niña siempre quise enseñar cosas y te escabullías señalando en otra dirección para hacer que me olvidara de la lección que seguramente quería darte en el instante. Y vuelvo a pensar…en el barrilete, los pájaros, la noche sin estrellas…veo el brillo de la arena, la chispa de tus ojos y me digo <<quizá viniste con la luna llena>>.
Continuará…
Mirna Lissett