El mar nunca duerme
pendiente de arrastrar hasta su profundidad
todo lo imperfecto... ingrato... y oculto
que dejan en sus riberas
los idílicos protagonistas del amor...
Que pasean en las noches estrelladas
disfrutando de la suave brisa
que acaricia sus desnudos cuerpos,
escuchando el golpeteo de las olas
que se besan con los riscos y
viendo la noche iluminada por la clara luna!
Entonces...tú, ¡oh mar!... haces que duermes
entre olas y olas que se deslizan hasta la playa
devolviendo las furiosas aguas
en calmadas y burbujeantes espumas!
Burbujeantes espumas
que llevan envueltas las caricias y promesas hechas...
teniendo al mar como testigo!
¡Oh mar!... tú nunca duermes...
extiendes tu inmensidad hasta lo infinito
para recoger las impurezas,
amarguras y tristezas que han dejado
en la orilla de tu rostro
las nobles almas enamoradas!
¡Oh mar!.. tú que todo lo absorbes
para esconder en tus honduras,
todo lo desagradable, lo imperfecto, lo impropio,
dejándolo todo olvidado en el fondo del mar...
Para luego emerger lleno de paz, de serenidad y
contemplar con insania la resplandeciente
luz de la neomenia que ha aparecido
en el espacio sideral
para darle vida a la oscura noche...
Admirando a las almas embelecidas,
al recibir tu gran regalo,
porque saben que lo inaccesible,
los sinsabores, las andróminas y
falsedades del momento,
han sido depositados en el mar profundo!...
Nhylath...