Hoy necesitaba hablar contigo, te busque y te encontré en
el mismo lugar de siempre.
Ya sabías que iría a buscarte y me esperabas , a pesar de que
muchas veces fallaba a nuestra cita.
Me senté a tu lado, te conté todas mis cosas, lo sola que me siento,
el dolor que embarga mi alma, mis rencores, mis escasas alegrías,
mis desaciertos, frustraciones y todas esas cosas que no me hacen sentir
bien conmigo y me llenan de amargura.
Me escuchastes, callado sin interrumpir, sin reprocharme nada, sin censurarme
y no me jusgastes por mis fallas.
Y cuando lloré por mis tristezas llorastes conmigo, tus lágrimas mojaron
mi rostro, llovía.
Deseaba un abrazo, una caricia y el viento rosó mis mejíllas.
Quería escucharte, oirte decir que me amabas, que perdonabas
mis flaquezas, que yo era especial para tí.
Y los pájaros cantaron y la naturaleza se unió a esa orquesta de
sonidos, olores y colores.
Toda tu voz y todo tu amor en esa manifestación de belleza.
Allí estabas tú diciéndome cuan grande es tu amor por mí.
Que me regalas todos los días un día más para vivir y disfrutar
de tu creación.
Para decirme que no me sienta sola, que tú estas conmigo.
Que me escuchas cuando te hablo, que me das lo que necesito
y que todo lo puedo por que tú me fortaleces.