Madre tierra cuna de mis noches
donde han quedado tus dones,
tu cuerpo como un roble
veo tu alma indignada
por el abuso del hombre.
Madre tierra tu rostro se ha humedecido
sacudido por los vientos grises
involuntariamente las aves
han abandonado sus meláncolicos nidos
llevando la fuerza de la esperanza a otros horizontes.
Madre tierra en tu vientre
se concibe el hambre, la carencia
enfermedad cotidiana del pueblo
y derroche para el privilegiado.
Madre tierra son pocos los que te respetan,
pero habitan en agonía….
los que se alejaron mancillaron tu piel
detrás de la destrucción impune, libre de cargo
opacando la luz de tus ojos, tu latir, esa vida.
Madre tierra que especie tan cruel
simulando complicidad inofensiva
no saben de responsabilidad
acostumbrados a no ver, ni oír
no solo hoy, sino siempre
aunque te ven moribunda
continuan cavando tu tumba.
Autor: Rosa Maria Reeder
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