Eduardo Albarrán

METAFORAS DE UN CIEGO

Toco tu nombre con la punta de mis dedos,

descubro el escondite sin puerto de tus lamentos,

vislumbro la sombra de tu cuerpo entre

sabanas, te siento, te estoy mirando.

 

Las manos te desnudan, tocan arpegios

de tu vientre, y me poso como paloma

errante en la cúpula de tus dos iglesias.

Caigo como ave rota de tu pecho.

 

Deslizo espadas en tu pelvis, quiero

que te bebas todo este hastío, grita todas

tus preguntas hacia dentro.

 

Pero aun así no me dicen nada tus caderas,

ni tus brazos amarrados a los míos

solo algo me dice que eres mujer:

el no morder una manzana atorada

en tu cuello cada vez que yo te beso.