Sucedió en un día sin duelo...
una mañana desperté y me asombré,
sonrojada, descalza, sin suelo...
Un rincón en mi alma
por alguien más ocupado estaba...
Nunca imaginé que mis latidos
en otros ríos brotaran con brío,
¿Cómo sucedió?
¿Cómo comenzó?
Movimientos de mente y alma
a otros senderos desviaban...
Siempre supe, mi huella perfecta,
única, en mí caminaría en vereda,
mas, cuando menos lo esperaba,
otro corcel por mi senda cabalgaba...
De tiempo dividido en mi alma,
insólito amor duerme en mi cama...
Petrificada, sin vigor en mi cuerpo,
desliarlo de mis ansias no puedo...
Compartiendo mi corazón
en umbrías que encandilan
sin divisar la anhelada salida,
sin poder diluirlo en mi emoción...
Sólo deseo que este prohibido anhelo
reciba lo que merece su cielo...
Copyright© 2013 Rocío Vega-Ponce