Frío aliento que en el pecho clava,
la garganta cierra, la voz oxida, la vista apaga…
jirones del tiempo que afilados rasgan
y sangran recuerdos… abriendo las llagas.
Frio siento de un cuerpo sin savia,
del perro sin amo que aun aguarda,
del gris en el cielo, del árbol su calma
y de ese silencio que nunca se calla…
Ausencia que aturde, que grita, ¡que llama!
y que irónica suena su eco en un alma,
que vacía queda, pues apenas guarda,
unos pocos versos junto a tú mirada…
Juan Pedro Peña Rodríguez