orlando guevara

Sequedad

Duele ver marchita la paciencia intacta

el color del viento, la flameante llama.

Duele ver que el llanto, de llorar se cansa

y la palabra endeble susurrar no alcanza.

 

Duelen los rincones, pintados de ausencia

las calles vacias, mientras el sol muere.

Duele la mentira sobre la obediencia

perfume que expiran los vastos placeres.

 

Duel ser mendigo de la indiferencia

silencio infinito, ya de nada mueres.

Duele ver los sueños escapar sirvientes

como van los rios, entre sus corrientes.

 

Duele las traiciones que de nada visten

mas siendo aluciones del dolor que gime

las bocas cerradas que en los libros duermen

las almas perdidas que nacen y mueren.

 

Duele hasta la calma del llanto que hiere

ni la mano oculta persignarse puede.

¿Qué dolor no alcanza afligir las ansias

del hombre que aguarda el bien que no tiene?

 

Duele la caída del cielo que viste

las hojas prendidas de negables muertes

y los ojos bajo cicatrices, duelen las miradas

duele verlos tristes...