Aunque a veces estás distante,
siempre estás presente.
Estás conmigo, te vas, vuelves...
Para mí siempre tengo tu eterna presencia.
Eres buena, inocente, pura, inteligente,
y sobre todo, sincera.
Sentir y ser sincero es un don
que los seres buenos tienen...
quiero incluirme en ellos.
Porque tú no podrías decirme
que no me asemejo a los calificativos
que he descripto.
Tu eterna presencia,
llena mi vida de ilusiones...
y de placeres terrenales.
Estás conmigo, yo contigo.
Tengo tu gran amor,
y tú tienes el mío.
Eres bella... bueno, no puedo decir
lo mismo de mí.
Lo que importa es la belleza del alma,
Y tú con tu eterna presencia,
has embellecido la mía.
Amada, con tu eterna presencia,
has embellecido mis días y mi vida.
Nada más te digo hoy.
Te amo y me amas...
¡qué más podemos pedirle a la vida!
Sólo algo pido:
¡Seguir teniendo tu eterna presencia,
amada de mi alma!
Derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto -04/10/2013)