Mi vida va pasando casi sin darme cuenta,
entre sueños, suspiros, entre risas y llantos,
desde aquel veintidos de junio del cuarenta
en el que vine al mundo de los hijos el cuarto.
Fuí por naturaleza un animal curioso
que durante su vida pisó más de mil charcos,
como aquel personaje famoso del Toboso
he ganado, he perdido, pero siempre he jugado.
He sido creativo, emprendedor, y fui valiente,
ansioso de iniciarse en nuevas aventuras.
Otros dirán, seguro, que fuí un inconsciente,
ocurre cuando el triunfo se trueca en desventura.
Desde hace ya algún tiempo la ilusión voy perdiendo.
Ya no sueño con nada, ya no miro al futuro.
Ya no me hago proyectos con que seguir viviendo,
mis ideas se secan, tropiezan con un muro.
Añoro aquellos tiempos en que sin equipaje
volaba por un mundo lleno de fantasías.
Como el que inicia un sueño durante un largo viaje
y acaba dormitando entre suaves melodías.
Soy como el gusanito que orada silencioso
en su arbol preferido buscando hacer cobijo.
Me arropo con la manta de mis seres queridos.
mi familia, mis nietos, mi mujer y mis hijos.
©donaciano bueno