Bernardo Bosquez Minjares
Un marinero triste
El viento aun desenvolvía sus risos oscuros cuando la vi por ultima vez, la brisa del las olas saladas del mar aun me traína su aroma; ella estaba ahí, a la orilla del puerto y con su mano agitaba un pañuelo resaltando aun mas entre las personas lo recuerdo bien y fue la ultima vez que le vi, y desde el barco podía ver la luna en sus ojos y los amaneceres tan tristes y solos; el corazón se rompía con cada ola que azotaba el barco.
Las mareas llevaban rumores de mi amor por ella a casa, sentado en mi camarote, con las olas meciendo el Barco, escucho a los marineros contar historias de sus amadas; una lágrima salada empieza a surcar el océano de recuerdos por el que atravieso y solo pienso en estar con ella.
EL cielo nocturno se refleja en el océano y pareciese que surcamos el cielo estrellado, evitamos chocar con las estrellas que a nuestro paso por el mar se asemejan a sus hermanas en el cielo, e incluso la luna con su cara mas hermosa, nos guía por el océano y la seguimos hasta que se pierde en el horizonte y así mis sueños se alargan una noche mas y el viento helado sopla, el mar esta en calma, y seguimos navegando, tu recuerdo me duele, me duele el no poder tenerte, me duele el no sentir tus labios, y la noche, me duele tanto la noche, porque tan mala compañía es la sombra que se proyecta sobre la pared, y tan mala compañía son los recuerdos que aunque me mantienen cuerdo, me matan lentamente y que mal compañía es la música triste cuando se es un marinero…
Surcando sus recuerdos.