A mi cuerpo no sé cómo hacerlo entender,
Que mi piel y la tuya unidas ya no estarán,
Que mi boca en tus manantiales no volverá a beber,
Y mis manos tu cuerpo ya no han de amar.
Mis ojos riquezas no podrán observar,
Y mis pechos con bellos nevados no se volverán a unir,
Que sus curvas laterales, ya ellas no me aceptarán;
Mira como ha este ser humano mandas a vivir.
¿Quién besará mi piel con esos labios?
¿Quién me amará como tú en la oscuridad?
¿Quién querrá nuestros cuerpos como ambos?
Esas preguntas se han vuelto una debilidad.
Cierro mis ojos, y no veo lo que ve el mundo,
Te veo a ti, sin que nos delimiten trozos de telas,
Pero al abrirlos, me veo a la orilla de un abismo profundo,
En donde la claridad es generada solo por una vela.
¿Me extrañarás?... A veces me pregunto,
Pero… ¿Me extrañarás como yo te extraño?...
Son esas preguntas que me vuelven moribundo;
Sé mi respuesta, y solo sé, que a tu lado esto es seguro.