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Por una hora sin ayer

 

Muy lejos queda nuestro tiempo,

en la trastienda;

tras remojones, bañadores y estufas,

tras abrigos, mantas,

pantalones cortos y faldas;

tras un largo pasillo;

tras descansos y correrías.

 

Lejano advierto nuestro tiempo,

pero aún puedo...

oír la musicalidad de tus llaves

y sintiéndote llegar,

de nuevo degustar

la consistencia de tu compañía,

la perennidad de tu barro.

 

Si fuese sueño

escojo soñar;

no importa si vivo

con mis ojos abiertos o con mis ojos cerrados;

sueño es buena parte de nuestra realidad

y, por supuesto,

de mil formas distintas se prolonga la vida,

no creo que exista

un precipicio absolutista que finita

ni un paralizante letargo

donde sólo la negación se vomita.

 

Aunque muchas esferas estuvieran ya recorridas,

alimonados sabores

junto a humeantes inciensos y sedosa vainilla,

hacen aparecer, dentro y frente a mí;

un carrusel de versos

aleccionados por tu sonrisa y figura.

 

Todavía soy capaz de contemplar tu cuerpo cálido

y ese rostro tuyo que, limpio de maquillajes,

se acerca ofrecido

prendido de vida y encanto.

 

Se aproxima para prender los besos que,

de mi boca salidos,

resucitan las horas,

así ya olvidados de solitarias esperas,

de los dónde, los porqué y los cuándo.

 

318-omu G.S. (Bcn-2013)