Sobre la borda tendida
una espuria soledad
tensando la brevedad
de un segmento de la vida
Frágil destello homicida
va devorando lo oscuro.
Se agita en lo prematuro
el despertar de las olas,
tocando las caracolas
con la sombra del apuro.
Himen de la madrugada
ultrajado en su inocencia
languidece sin clemencia
sobre la arena mojada.
Deja la cuita olvidada,
muestra de viles despojos.
Se fugan sus mil antojos
volando tras la atarraya
poniendo luz a la playa
en el cristal de los ojos.