Mis brazos se cansaron de empujar la lluvia
y la dejaron entrar por la ventana,
y llovió silencio.
Me alejé de la humedad de las paredes de esta casa
porque todo lo que toque ha de callarse.
Ahora mis brazos...
mis brazos
ya no pueden hacer nada.
La muerte ronda disfrazada de humedad.
Leonardo Torrez
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