No soy un malparido
como esta tarde me lo dijiste.
Sabes que siempre he cumplido
con mi promesa de deuda.
Hoy no puedo pagarte
lo que te debo.
Espérame unos días más...
tan sólo unos días,
y he de devolverte lo que te debo.
No te importa cómo
he de conseguirlo.
A ti lo único que te interesa,
es que te lo devuelva.
¿Es así o no?
Lo he perdido todo.
No tengo ahora el dinero
que pensaba pagarte.
¡Lo tendrás, sí, lo tendrás!.
Dame un plazo de tres días.
Te lo pido por favor...
Te los he de devolver,
aunque tenga que
robar o matar.
Me da lo mismo.
Ya nada me importa.
¡Que soy cruel!...
¿Yo cruel?...
Me parece que estás equivocado,
invertiste el personaje.
El cruel eres tú,
que no quieres esperarme
los días que te pido.
¡Cuidado, ahí está llegando mi esposa!
No hablemos más del tema.
No quiero tener
más problemas con ella,
por culpa de este maldito dinero.
Ven dentro de tres días,
y te los devolveré...
Cuando ella entre,
vete, salúdala y no toques
el tema, te lo pido por favor.
Derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto- 07/10/2013)