Dando vueltas por la vida voy, como era entonces,
en la calesita musical de colorines,
niña de rulos llevada por mi abuela.
al viejo parque Pereyra, allá en Barracas.
Dando vueltas, como la chiquilla regordeta
enamorada de aquel hombre imposible
que me miraba sin saber que yo existía.
Dando vueltas, como la joven que abrazó un amor
con la esperanza de que fuera para siempre.
Después vinieron las panzas, los partos,
los pañales, las noches sin dormir cuidando niños
y llegaron las pausas prolongadas,
los silencios interminables, las mentiras…
Y después, la soledad, el llanto, la nostalgia,
y de nuevo, buscando la esperanza.
Dando vueltas en la vida apareció el hombre
que prometió que jamás me dejaría
el que me amó con alma y vida,
el que me vio bella, resplandeciente, divina.
Pero la muerte le hizo una jugarreta
y lo llevó muy lejos, sin retorno.
Ahora sigo igual, dando vueltas por la vida
esperando ser para alguien necesaria,
única, valiosa, prioritaria…
más importante que su trabajo,
que las obligaciones de su vida pasada,
más importante que un partido político,
más importante que un equipo de fútbol.
Un hombre que me sienta imprescindible,
que pronuncie mi nombre apenas se despierte
y no pueda dormir sin mis abrazos.
¡Qué espera tan difícil será esta, la mía!
Pero no quiero renunciar a la esperanza
de encontrarlo alguna vez, aún a tiempo,
antes de que me encuentre la muerte,
dando vueltas en los caminos de la vida.