Reyni rogers

La Ășltima cruzada.

La noche, cómplice de la melancolía

Trato con éxito de convertir mis sentimientos en rabia

y el odio poco a poco envenena mi sangre

Siento como recorre entre mis venas

llenándome de un carácter desalmado

Maldiciendo mi fortuna, pero aceptándola

Solo creo en Dios, no me interesan vírgenes ni santos

Pero, ¿por qué Dios permitirá estos momentos tan mezquinos? 

¿Por qué?

Eso quizás ya no importa

Me preparo para la campaña

Esta noche las valquirias volaran sobre este campo de batalla

quizás la única alma que  arrebataran  será la mía, quizás.

 Tratar de liar la muerte sería temerario.

Cabalgo círculos de fuego dando valor a mi pequeña hueste

Tambores de guerra suenan, marcando la marcha macabra de mis enemigos

Mientras paciente espero en mi cruz, un viento helado atraviesa la integridad del campo

Sosteniendo fuerte, muy fuerte mis armas, indulto mis pecados

No es temor, no,

 es pena,

pena de saber que podría ser;

 la última cruzada.