Muchas veces me toca llorar, sin saber cuál sea la razón por la que me toca hacerlo.
Aun me sigo preguntando, que hice que no recuerde, que ahora en silencio este pagando mi condena.
A mi madre respeté y amé tanto y a mi padre de la misma manera.
Dios si hay para mí una condena, declarálo a mi espíritu y sea El, el que me diga al alma lo que he de pagar.
Mi vida toda se desgasta por causa de mi cansable situación.
¿Hay alguien alrededor de Mí que me pueda comprender?
¿En donde está, en dónde quien me explique si le ha tocado igual, llorar sin saber por qué?
Ayer, cuando sentado meditaba el recorrer de mi vida, supe que hubo un momento, en cual fallé.
Y fue, cuando tenía que saber escoger el destino de mi vida.
Cuando lo hice, pensé que todo marchaba bien. Pero me equivoque.
Me detuve para reflexionar, y ya era tarde. Ya no encontré remedio. Todo lo que tenía como recurso ya no lo podía alcanzar. Mi mano derecha, se cansó y su agotamiento la hizo fallecer. La izquierda trato defenderme y no hallo los recursos con que hacerlo.
Ahora me acerco con mis piernas débiles, digo débiles porque ellas hacen lo que las manos harían. Pero también están a punto de perder sus fuerzas, si ellas me faltaran, ¿A dónde he de recurrir?
¿Hay alguien que me diga lo que tengo que hacer?
Por favor, si por no perdonar no soy perdonado que me condene Dios. Si por amar estoy siendo abordado, que me defienda Dios.
Y si por querer vivir he de morir, pues que la misma vida me lleve a su destino.
Deje que diga o quien lea mi decir: que no es el oro ni las muchas riquezas que hace feliz al ser humano.
Más bien es el saber vivir para poder decir que si se puede amar al querer servir.
Por: Poeta del Alma
Rolfin Ayala