No te creo mala, impía y despreciativa
puedo decir que es así, puedo culparte,
pero sé que es culpa mía,
pues yo soy quien se hace despreciable,
no parece haber en mi nada de simpatía.
Pero te amo con toda el alma,
estoy de veras… loco por ti,
quede embelesado completamente…
casualmente, desde que te conocí
y no te portaste displicente
al notar la insistencia con que te vi,
luego te hablé, con emoción disfrazada de calma
como habrás podido notar en mi.
Me dicen que no mereces un poema
porque les he contado que no me quieres,
han entendido mal mi dilema,
solo dije que con tu temple así lo sugieres.
Me preguntaron que si me tratas mal,
¡Pero si eres tan afable¡
nada más lejos de la realidad,
no eres sino dulce y adorable.
Además yo no lo permitiría
por mi carácter inextricable,
en tal caso de ti me alejaría,
en ese caso sería muy dable.
Tú te mereces todo, y te lo quiero dar;
lo que soy, lo que tengo y lo que puedo hacer,
sin reservas, sin intereses, sin calcular,
quiero dedicarte mi vida, mis actos y mi ser.
Nada pido a cambio,
porque es mío este problema,
porque no eres tú soy yo,
quien escribió este poema,
decidió quererte y creyó
que por ti vale la pena.