1- ESTABAS EN MIS VENAS
Sube la marea con sales de plata,
con dialogo
de horizonte y agua.
Trae ramas de hiedra, aroma a tus labios,
me estremezco en contemplación
como la flor nueva rondando tu boca
macerándose en mi alma,
como aquella primavera
que poblaste mis ojos con claros cristales/
Lucías tules de blanco,
te enredabas como Blancanieves
en las siete espumas de la marea/
Contemplo como entra el incienso
su humo de violetas en tus sienes.
tus manos recogían refrescantes cerezos
de esencia madura.
Tu frente deslizaba llamas
en latidos palpitantes/
Eras la comunión con la marea
entrando lengua de cobres y salmos
al silencio de mi sangre/
Me obsequiaste un ardiente enero
y antes de tu caudal de besos,
ya estabas en el volumen
de mis venas
con las hojas de primavera/
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2- A LA HORA DE LAS VENTANAS CERRADAS
Espasmos míos te caen sobre la noche,
como un halcón suicida desequilibrado
se desploma de la alta torre, y provoca
densas nubes que abren
su boca de relámpago,
partiendo en dos tus muslos de árbol..
Las lenguas del mineral río
mojaron las orillas de tus cuatro labios,
con lengua del rubí trepé a sus encantos
elevando mi fiebre su sudor extasiado.
Por el meridional eje de tu cuerpo
arribo a tu boca,
allí vive el clamor con su barba blanca
y la ausencia del silencio
estalla con orden de campanas.
Crujientes tornillos del tálamo,
explotan como granadas quemantes,.
cuando maceré tus pechos de girasoles
ruando mis manos tus abras humedecidas.
Ahora puedes narrar el amor sensual
con un hombre
al mundo humano de los claveles excitados.
De cuando el germen blanco
colmó tu espacio,
a la hora de las ventanas cerradas
donde tu sombra quedó en permanencia fatigada.
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3-ASÍ DORMIMOS
La noche se duerma
Exhausta,
El día amanece
Con brío lento.
La madrugada precipitó
lluvia en silencio,
como agua diáfana
y ruidosa golpeando
sobre el techo,
con gotas azuladas
movidas por ráfagas.
Las esferas del tiempo
se perdieron al piélago
de la tierra,
armando arneses
que sostuvieran
los cristales del cuarto,
antes que el viento
gimiera entre los árboles.
Las casas armaron
sus portales reforzados y
los gatos de la oscuridad
quebraban huesos,
de pájaros adormecidos.
De su trino mínimo
Quedo el eco en el ladrillo.
Al estreno de la mañana.
en una cama
del barrio humedecido,
Alguien estiro su brazo
hacia un costado,
al envés de lo entumecido.
Antes que la palabra
despertara en tu boca,
se cruzó con mi boca.
Cuatro labios de infarto
anudados en silencio,
La sed se acrecentaba
de frotar los espasmos,
En un latido paralizado
se deshizo del tiempo
y su hora de olvido,
así dormidos entre brazos
y en las manos un laurel enraizado