albertomorales

Vine a decirte adiós

Con los ojos cubiertos de llanto

y con agobio en el corazón,

con este puñado de tierra,

vengo a darte el último adiós.

 

En el cielo estalló el jolgorio,

regresó el ángel prestado al mundo;

mientras el dolor impregna mi aire,

el Señor, mi Dios se reviste de gozo.

 

Las lagrimas ruedan en todos los rostros,

los sollozos se mezclan con la oración,

todos marchando con la frente baja,

formando el cortejo o cargando el cajón.

 

Qué gran vacío has dejado . . .

esta separación me duele en el alma,

no podré verte reír, ni hablarás conmigo,

no podré abrazarte, ni acariciar tu cara.

 

Regocijado por ti, mi corazón se conforma,

ya te has sosegado, terminó el dolor,

la agonía del cuerpo que hoy yace inerte,

terminó por siempre, ya viste la luz.

 

Tu última morada te espera,

un foso oscuro que ya no abrirá,

una mustia tumba que confina el recuerdo

de mi ser querido que hoy ya no está.

 

Alberto Morales Ureña

Derechos de Autor