Decido ser feliz.
Con llantos y con lloros,
con adoquines arrancados,
con vagones de tren
en la lejanía.
Decido que la poesía
sea mi patria,
mi bandera: el otoño,
mi himno: el susurro
que te susurro al oído.
Mi único nido:
el presente perfecto.
Mi recuerdo:
el pasado olvidado.
Decido que aquí y ahora
esperaré la aurora
que me rescate de la melancolía.
Lo he decidido.
(Y punto y final a
este final felizmente inventado).
LEUGIM PACAND