Ignoro dónde estás, desde qué luz me escuchas,
tú, que sólo sé que existes más acá de las líneas del telégrafo
y no advierto tu voz,
pero te hablo,
hablo contigo, sí, hablo contigo
hoy que el viento se calla y se ha vestido de luto la tormenta,
hoy que busco un hogar y sólo encuentro
casas de cartón piedra.
Y así, mientras te hablo,
mis labios son tus pasos que se acercan a mí
y mis demonios
se me alejan contigo,
y así, mientras te hablo,
siento hundirse en tu vientre mi estatura de niño,
siento un río lloviéndose y percibo
la intimidad del mar.
Ignoro dónde estás, dónde se nombra
equivocadamente al verano y se arrincona al invierno,
dónde anochece siempre con un agua de sol,
pero te hablo y tu nombre
va tomando en mis labios la forma de tu cuerpo.