Murialdo Chicaiza

BITÁCORA

 

La memoria deberá llevarnos por aquellos caminos empedrados

donde el musgo se agolpa en las entrañas de la dureza.

La memoria es esa parte del alma que nos lleva

por esos caminos de flores a esas niñas que amaste

porque tenían la sonrisa clara y lozana, los ojos grandes.

La memoria es esos regresos donde creíste haber sido feliz

esos espacios que crees nítidos, llenos de luz y aromas.

Y te miras el rostro, los surcos donde no has sembrado nada

los ojos cansados, los lirios que pisaste sin reparo alguno

Y te preguntas dónde estará ella, en qué alma mora

en que laberintos la perdiste, cómo pudiste no olvidarla.

Y llevas algo que no sabes si es cansancio, muñones

candelabros extraviados en muros por derrumbarse.

Regresas por no sé qué rutas transparentes, ignotas,

no quieres mirar lo que vendrá, sabes que te espera el dolor

te subes a la cuerda en lo alto, abres los brazos

sientes que algo late más allá de todo presagio, palideces

porque sabes que no hay más caminos, has llegado.