Perdone señora que no me levante,
los hombres girando en el viento,
de su herida ciega mi llanto,
te acompañen mas no por accidente.
Llueve oro mate, mas no afuera,
son cuerdas barridas por el viento
Cercena el gesto del aliento,
la soledad es mala consejera
Contemplar las flores es sedante
junto a las alas del amante,
El viento sólo habla del viento,
no es necesario el arrepentimiento
Y un discurso inexistente,
arde en su mente,
maná para la tierra retumbante,
en este aire que hace frente.
No hay vago recuerdo del amor
la soledad no está presente
Tu a mi lado siempre pendiente
De darme ese dulce sabor
Entra en mi vida de nuevo
Mariposa blanca, alas plateadas
Son tus miradas atadas y fundadas
Por ellas yo me sublevo
Te amo mi vida