Desconocido a menos de un metro sentado,
quizás ejecutivo, quizás vendedor o abogado,
el mismo avión que yo, este día has abordado
y a al pasar a mi lugar de tu asiento te has levantado.
Una mirada profunda de tus ojos, llamo mi atención,
hombre perfumado, tés morena, cabello bien cortado,
traje impecable, alto, que vestía corbata gris con morado,
sereno, tranquilo, y al despegar no expreso su rostro inmutación.
Me preguntaba… si a tu casa ibas o de ella venías,
si tendrías familia… aunque no vi en tu mano sortija,
por eso imagine que con tu madre tan solo vivías
a quien con ternura cuidas, cuando se pone canija.
Supuse que a la mujer de tus sueños aún no conoces,
y tu mirada profunda es porque encontrarla anhelas…
mientras tanto yo tomo nota de ti, para hacerte poemas
y pienso en un pretexto para cruzar nuestras voces.
La azafata interrumpió mi concentración al mirarte,
a ti te ofreció también algo y elegiste jugo de tomate,
sonrojada desvié mi mirada y contemple el paisaje,
seguía pensando en decirte algo antes del aterrizaje.
Finalmente el capitán anunció de la nave el descenso,
los minutos de vuelo se han ido, y en mi mente torbellinos.
Adiós! hombre misterioso, ha sido un placer inmenso! (te grito en silencio)
mientras te pierdes en el aeropuerto y sus inmensos pasillos.