Cicatrices, de tiempos pasados, cicatrices del tiempo corriente, mezclados, sobre puestos, piel rugosa, señales de incredulidad. ¿Quién no las tiene? Sin fantasías de la juventud, pasada de niña a mujer, sin serlo.
Cocinar sin n nunca haberlo hecho, ser ama de casa, sin preparación, Ser madre sin saber cómo era para serlo. Infantil, libre como el aire en los campos de trigo dorado, de un momento al otro en uno de ortigas estaba.
Sola, sin nadie a quien pedir ayuda, así me hice mujer. Fueran tiempos tremendos, Tenía Padres, pero nada podía decirles, ya eran un poco mayores y no lo entenderían. Hermanos al otro lado del océano, mi Familia en otro País.
Así día tras día me fui aguantando. Me cogió la enfermedad, ingresada, en una clínica, me llevaban mi niña, la ponía encima de mi pecho y la miraba. En aquellos momentos no racionaba, ni pensaba que estaba tan enferma, en una operación estuve nueve horas, me salvaran, que en el cielo esté el bueno cirujano que me ha devuelto a la vida.
Quizá por ser mui joven no me pasaran malos pensamientos por la cabeza, lo he aceptado todo, sin un quejido.
Dicen que no debemos vivir de recuerdos, eso no es verdad, las cicatrices están en mi cuerpo y alma. Nada ni nadie las quita.
En verdad he sido una fuerza de la naturaleza, en verdad he sido algo único, por veces pienso que Dios estaba junto a mí y me ayudaba, de otra forma creo imposible pasar por tanto y tener mi sonrisa que es aun bonita, en mis labios que tanto rezaran y sintieran el amargor de las lágrimas que he llorado.
Hoy siento que tengo derecho a ser un poco feliz, mismo con mi edad, que no la siento, aun quiero subir a los árboles, correr por la playa, jugar a escondidas, hacer pequeñas trastadas, como lo hacía en pequeña. No tengo miedo de andar sola por la calle aunque ya sea noche, mi andar es rápido, seguro, si me da ganas quiero fregar el suelo de rodillas, subir a la escalera y lavar techos. Tanto estoy en bata como en un palacio toda arreglada.
Me transformo rápido, soy una Señora, una niña, algo difícil de explicar. Parece que mi cuerpo tiene alas y no se cansan.
Nadie tiene el derecho de prenderlas, mucho menos quien las ha obligado a estar quietas por lo que he sufrido.
Por todo esto y muchísimo más, exijo respecto hacía mí, nunca por maldad he hecho nada, al contrario, mi vida la regalé a los demás. Es hora de hacer cuentas y devolver lo que me deben. Es lo justo.
Quiero ser como soy, libre de querer a quien deseo, vivir mi sencilla vida sin percances injustificados.
Si tengo vida, si la siento dentro de mí, si aún veo cariño en otros ojos que me miran si siento su voluntad de abrazarme con ternura e yo lo quiero hacer también, sin pensar si hay diferencias de edad, adelante iré con mi corazón sufrido a compensar lo que no he tenido en su tiempo.
El primero que nunca ha pasado lo que yo pasé, que me condene. Por mi es igual.
Arriba, muy lejos donde no se puede alcanzar existe alguien que es nuestro Dueño y que manda en nosotros, nos vigila, compensa, castiga y ampara. Esperando por todos está, un día nos juzgará y solo Ese me importa.
Con verdad, con ilusión, con fuerza, esta niña en cuerpo de mujer, quiere vivir en libertad. Solamente en libertad.
Porto, 9 de Octubre de 2013
Carminha Nieves