Tal vez mañana me atreva a confesarte
que mi silencio esconde una derrota,
que si callo es porque la ausencia duele
y mi boca no se atreve a hablar de ausencia.
No temas... pese a todo estoy bien,
Lavé con sal las heridas de estos años
y aprendí a vivir
con la condena del olvido.
Tal vez mañana mi alma tenga ánimo
para intentar reconstruirse,
para tratar de recordarme,
de vivirme.
La ausencia se hizo carne.
La ausencia soy yo,
y tal vez mañana me atreva a no estar solo.
Leonardo Torrez
(Todos los derechos reservados)