Se me adelgazo la incomodidad
con tu llegada casual,
la recta sonrisa se me curvo, alegre,
al ver el brillo luciferino
de tus palabras encantadas
por tu boca.
La lastima de lo que duro
engordo mi incomodidad.
¿Cómo puede durar algo un instante?
Ni siquiera un momento,
un instante
y marcharse, marchitarse.
¿Cómo puede volver tan luego?
No como un momento,
no un instante
y quedarse.