santiago calderon

Siguen las cenizas..

De tu cabeza fría a la que

La noche le arrancaba misterios,

De esa piel apretada y salada

Que envolvía en mis manos;

 

De la sangre derramada,

Del sudor exprimido,

De la visiones en comunión,

Y los planes, y de todo

Lo que nos alcanzaba para llenar

Los minutos previos al amor.

 

De la carne y del esqueleto,

Del alma, de esa alma incolora

Que te delineaba, y de tus espectros,

De la tierra, de esa tierra sin paz

Que habita desde lo sano hasta el infierno

De mis ganas que atentaban,

Terroristas, a los confines de tu cuerpo.

 

De las sonrisas que nacían limpias,

Como fuentes de agua; puras y cristalinas,

De lo que nos habita en el recóndito miedo

De la oscuridad trémula, de esa distancia

Que hay entre pezón y pezón

Y de tu ombligo a tu sexo.

 

¿Que nos queda de la galería de momentos?

Que nos queda, si es que algo puede caber

O si es que algo puede quedar

En el medio exacto del ruido que provoca la pasión

Y del olvido convertido en silencio,

¿Qué te queda?

De lo que ayer fuimos y nunca más seremos.