Con sus senos sonrosados,
Con sus brillantes mejillas,
Su ropa albina de tul,
Muy ligera y extendida;
Se levanta en lontananza,
Despeinada cabellera,
Con sus cabellos pintados
De oro en ónix lisonjera
A mirarnos muy coqueta
Para despertar la vida,
Ésa, la dulce alborada,
La mensajera y amiga;
Con ejército de luces
Y con capa de colores,
Nos estimula a confiar
En honestos corazones;
Porque la luz es conciencia,
Es despertar del amor;
Digna y albina pureza
Que nace en el corazón…