Pasarán los días, muchos días, pero habrán pasado volando; el tiempo siempre pasa rápido cuando ya se ha ido, aunque todo haya sido tan difícil. Y nos veremos los dos frente a frente, sin saber cómo, allí delante de nuestra casa, la que ni siquiera nos atrevimos a soñar, a mí se me escapará una lágrima y tú me dirás – no seas tonta- y me acariciarás la cara. Será una casa con patio con su parcela de cielo, el olor a mar se colará por las ventanas e impregnará nuestras vidas. Donde nos amaremos sin prisa, todo será comienzo y el tiempo no caducará. En el día el mar se reflejará en mis ojos y en las noches en los tuyos. Y cuando salgamos, nuestras huellas en la arena nos guiarán siempre en el camino de vuelta.