Cuando vi tus ojos, con ese brillo desgastado y tu sonrisa ya no estaba, mi vida partió por un momento,agarrada de tu alma que amenazaba con marcharse, sentí el frio de la muerte que quería atravesarte con su daga, me puse armaduras celestiales para defenderte a capa y espada, tu eres a quien amo, con cada célula de mi cuerpo, las que están grabadas con tu nombre… marcada estoy de ti… con un amor que nadie podría remplazar, a Dios le doy mil gracias por mantenerte a mi lado… mi bella y amada primogénita.