A veces simplemente contemplo y busco algo,
algo que me diga, que me asegure lo real,
lo palpable de esta vida,
a veces siento que mi mente va perdida,
que no vale tanto entonces estar,
a veces vivo por azar,
camino de aquí para alla llegando siempre al mismo lugar,
a veces huyo y no quiero pensar en el mal,
todo ese mal que siempre esta y no se marchara;
a veces observo el roce profano de las nubes,
el ultraje de las noches cuando se encienden los clubes,
a veces intuyo que sabes que sigo esperando y muriendo,
que solo tú posees las llaves de un corazón enterrado entre fuego,
vivido en cenizas y asesinado con el más dulce veneno.
Pues de pronto un día estube tan pronto y obtuve lo bueno,
alcance el cielo sin merecerle aun en la ley del tiempo,
donde nada es para siempre si no sabes que lo tienes,
que es decision tuya el siguiente movimiento;
tal vez nunca nada fue tan cierto,
todo fue tan efímero y fugaz como un tren en descenso,
como tu aroma cuando se esparce en el viento,
como lo inexplicable en el mundo:
en tu espacio de intento.
Ahora no tengo nada, como siempre,
y es bastante serio el problema de no saber
donde es que estoy parado,
por que te sigo escribiendo si ya no estaras nunca a mi lado,
por que he estado si a pesar de todo es como si no estuviera,
como si no me recordaran, como si nada valiera la pena.