Enrico Sanguinetti

Nada sin ti

 

no hay mañana sin distancias

que no te traiga en una rosa imaginada  


ni silencio, ni mar

que te lleve lejos, muy lejos de mi  


no hay cielo intacto

que no te deje cerca de mis diurnos despertares  


ni amaneceres fríos

que no me recuerden el tibio verde de tu vestido  


no hay noches buenas

que no se embriaguen de ti  


ni exceso de nostalgia

que llene de lágrimas la copa diáfana de mi alma 


no hay luz en tus ojos

que se detenga ante la oscura puerta de mis renuncias  


ni renuncia, ni desencanto

que me aparte de tu mundo azul, enorme y terrenal