Un soplo de luna
me acaricio en secreto
y penetró silente
hasta envolver mis sueños.
Me envenenó el misterio
que convocó lo incierto
y se exaltó lo eterno
hasta colmar mi anhelo.
Me hipnotizó el embrujo
del inmortal ensueño
y me rendí confusa
a su perpetuo sello.
Permanecí en sus ojos
y respiré en su aliento
y me vistió de plata
oscuridad y silencio.
Y comprendí su empeño
de entregarme lo perfecto:
me hizo angel de la noche
para cuidar su imperio.