Día glorioso será,
cual mi mente no alcanza pensar,
cuando cara a cara te mire,
y mis ojos contemplen tu faz.
No tendré que esconder la mirada,
pues pecado ya nunca habrá,
mis faltas serán olvidadas,
perfecta mi vida será.
Contemplar tu rostro sereno,
sin reproches conmigo hablarás,
más yo feliz y segura,
disfrutando de tu compañía.
Ya no lloraré en silencio
ahogando mis sollozos, mis miedos,
al fin me sentiré confiada,
viviendo contigo en el cielo.
Tu me abrazarás Jesús,
por todas las veces que me falto un abrazo,
yo lloraré por todo lo que sufrí en la tierra,
tu comprenderás mi llanto.
Y al mirar mi rostro mojado,
tu amor por mi florecerá,
con un beso tibio en la frente,
mis lágrimas enjugarás.
Que preciso ha de ser ese día,
no lo puedo yo imaginar,
por las calles de oro contigo,
sin prisa, sin pena, sin miedo,
de las malas lenguas o del que dirán.
Nunca más me faltará un abrazo,
por nada más lloraré,
no tendré que cuidarme de nadie,
protegida por ti viviré.
Ese día anhelo que llegue,
mientras tanto te espero Señor,
nunca mas estaré sola,
tu seras mi refugio de amor.