Respiro tu aroma y me estremezco
y no hacen falta palabras para sentir la fusión de nuestras almas,
nuestros ansiosos cuerpos, y ahí, a orillas del mar bajo las palmas
exploro de ti lo que desconozco.
Siento la húmeda brisa como siento tus húmedos labios
escucho el susurro del viento como escucho el de tu cálida respiración
que en sincronía con el suave vaivén de las olas, es para mí una canción
incendiando todos mis sentidos saliendo de tus cálidos labios.
Y aunque tu ausencia me duele, como herida sin cerrar,
en mis fabriles sueños recreo tu deliciosa presencia
y ahí, en el mundo onírico donde no hay distancia
mitigo mi dolor con el bálsamo que es tu transpirar.
En silencio, arrullados por el vaivén de nuestros cuerpos,
acompasado por nuestro agitado respirar,
es como la eternidad del sol sobre la mar,
entregados uno a otro, sin mañana, sin ayer, sin tiempos.