MI GLADIOLO BUSCABA TU ROSA
Se unieron las miradas para romper el silencio,
de aquella noche mágica que se avecinaba.
Tus brazos rodeaban mis hombros,
tu boca besaba mis labios temblorosos.
Nuestros cuerpos en su desnude sudaban
saboreando el buen amor que se respiraba,
en el ambiente de una cama revuelta
y húmeda, por los fluidos que emanaban
de tu fuente volcánica, ardiente, y fogosa.
Mi gladiolo buscaba tu rosa ansioso,
deseoso de bucear en tu cueva,
impregnándose de tu esencia
hasta quedar exhausto en su rigidez.
Nuestros gemidos eran coros celestiales,
subíamos y bajábamos del cielo una y otra vez
parándonos en una nube azul como tus ojos
donde quede prisionero en la cárcel de tus brazos.
Tus blancas manos recorrían mi piel como hormiguitas,
sentí un cosquilleo bajo mi ombligo que me estremeció
como un terremoto, explosionando todo mi ser
como un volcán en erupción, soltando lava por tu vientre.
Escuche tus susurros pero no entendí nada
solo tus jadeos y tu respiración entrecortada
me decía que estabas llegando a la cumbre
de nuestros más deseados momento de éxtasis,
y llegamos los dos juntos, muy juntos a la gloria.
Autor: Joaquín Méndez
Reservados todos los derechos.
05/10/2013 12:50:05