Jesús Lantigua

AQUELLOS VERSOS.

 

Aquellos versos imperfectos te amaban;

 

en aquel tiempo nada era imperfecto.

 

Hacíamos caso omiso de la métrica mutilada,

 

atesorando, con especial celo, la crónica,

 

el segundo imperecedero,

 

la piel y los besos.

 

Aquellos versos te describían,

 

nos detallaban

 

y para nada era importante la rima;

 

lo esencial era que precisaran el placer,

 

la saciedad,

 

los orgasmos.

 

Aquellos versos te hacían sonreír,

 

siempre lograban ruborizarte,

 

acariciaban tus senos y el vientre tenso.

 

Aquellos versos se convirtieron en tus versos preferidos,

 

los declamabas en silencio,

 

gustabas compartirlos con tus amigas,

 

llevarlos contigo a cada instante.

 

Aquellos versos fueron tus versos

 

y yo me convertí, para siempre, en tu poeta.