Insomnio,
una palabra vacía
los ojos se aferran al mañana,
una palabra dormida,
y la antítesis del día
la noche se cuelga de los párpados
y la ventana aún sigue abierta
el aliento de las sombras
desgarran el diafragma de la retina
se oscurece el sentido de la vida
se oscurece,
duermen los demonios
duerme Dios,
y el nocturno
aún sigue asesinando
el destino de los caídos
sobre sus barreras
se inyecta la sangre infecta
la enfermedad de la persecusión del yo
nos atormenta, y no es el insomnio,
son ustedes, las personas,
nos agreden con su indiferencia
nos agreden con sus palabras
nos amarran al exilio en nuestra tierra
allí esclavos de sus ecos, sus voces
-su ignorancia-
nos dejan envejecer frente a la oscuridad
allí donde la luz es la deidad de nuestra cruz.