marioranero

Los Fantasmas del Bar

Los fantasmas del bar

rondan sus noches trasuntando miedos.

Anidan detrás de los roídos mostradores

sin mostrar sus alucinantes encantos.

Ellos sobrevuelan como aves furiosas

sobre las mesas mortecinas que subliman mil estrellas

y acaparan el anhelo perdido de los poetas muertos,

de los fabuladores insufribles,

de las más bárbaras convicciones inciertas.

Esperan que las ánimas reposen

en su letargo lejano y sombrío.

Cada vez que se juntan susurran cosas incoherentes

pero siguen circundando el bar de la esquina,

donde se dieron cita

infinidad de sobrevivientes de las tempestades críticas,

que obligaban a adentrarse en un mundillo non sancto

en el que canallas encanecidos

dibujaban exhaustos paredes corrompidas

con besos y fluidos mal olientes.

Fantasmas de la noche, del día, de la tarde

derramando en silencio sus ocasos,

fracasos que invitan a vagar por las aceras mirando hacia abajo.

Fantasmas que subyacen en las barras

manchadas por humedades tornasoladas

que hacen juego con su piel y con su alma.

Fantasmas que discuten un truco gallo

porque el siete faltó en la baraja

y en las yemas desgastadas por los naipes

se divisa una acción incontrolada.

Ellos son los tristes fantasmas del bar,

poco a poco van nutriendo su morada,

ya se juntan porque el tiempo antojadizo,

es capaz de anularles la jugada…