Buscaré en la imaginación a la mujer que tanto amo,
buscaré hasta el límite de mi vista
confinado al recuerdo de su cuerpo esbelto,
surcando primaveras y meses de otoño,
suspirando en el verano hasta que llegue el invierno,
gastando los siglos por buscarla.
La buscaré dormido entre los sueños
haré de mis pesadillas dulces sueños,
aun en el amanecer despediré la sombra del ayer
para buscarla en el presente y en el mañana.
Hasta las profundidades del mar
excavaría mi corazón,
carente de su cuerpo de sirena
y de su carita angelical,
conteniendo el aire,
el aire que sostiene a mis pulmones,
desafiando los misterios del océano
a fin de navegar en su regazo.
En las grietas de la soledad, buscaré su canto,
el canto melancólico que un día compuse,
un día triste y sentimental
parecido a milenios de su ausencia.
Sobrevolando en el firmamento
en las olas del amor,
buscaré hasta el infinito aun sin descansar,
a un alma sedienta por ella
no bastan los mares para saciar la sed.
Sobre la cima de los Alpes
dejaré que el frío se aloje en mi piel,
miraría en lo alto hasta encontrarla,
aun si mis pasos anclaran en el hielo,
mis venas arderían de pasión
al derretir los témpanos de hielo,
aun mi alma entregaría
por buscarla y encontrarla,
a ella, la mujer que siempre he añorado.