La quietud de la mañana
Me preocupa y mortifica.
El viento no me abanica
Ni mi musa luce ufana.
¿Es acaso la tristeza
Por no tenerte, quizás,
Que en lo que mi fue vivaz
Tornose en mera torpeza
Incapaz de percibir
Ni la más leve emoción,
Ni el viento más sensitivo?
¿Será acaso por sentir
Por ti tanta devoción
Que he dejado de vivir?