Voy dormitando entre pamplinas pantanosas
mientras tus ojos van despedazando los efluvios de esta soledad viviente,
Y entonces despierto en la fruicion de esta mirada tuya
Y mi alma te contempla esbelta en nuestra sombra compartida,
En medio de un ejercito de huesos secos
que desechos deambulan sin proposito alguno el occidente
Y te invito a presenciar el aleteo de las olas
mientras comparto tus aguas en tierras de nadie
Y me dejas dentro de un suspiro tremolente
que sueltas de tu verbo tácito
Entonces te vas,
y no dejas mas que las huellas del lucero
entre un universo de estrellas durmientes
Y sueño entonces con la luz que dibujaste al ensalzar mi alma
y quemar mi pecho sediento de sangre,
Con el rayo ensordecedor que expiraste en el primor de tu mirada
Entonces aturdes las venas de mi alma
cuando tañen los cordeles de tu aliento sobre el eco de mi piel endurecida
Y me empinas hacia un horizonte hambriento de vida
con tus manos religadas de aros de ónice
Y me llevas en el siroco de mis ansias
y la confusion de mis deseos
Pare ceñirme del calor de tus venas
y al fin atenuarme aterido al cálido rincón de tu silencio