Desde la primera luz brillante y sordomuda
que se acerca a mis ojos,
propongo desvanecerme sin prisa,
sin paso lento
y es costoso, previo y preciso
resumirse a cenizas,
mientras duele el polvo,
las calles, las risas.
Pero preferiría otra vida
desde la triste cicatriz de tu mirada
que refleja nuestras almas perdidas.
Lo único que tiene futuro
de este breve pronóstico
es la materia inerte,
que deja el escándalo del misterio,
es lo puro y diminuto
hasta lo inabarcable e intenso,
que nos va recorriendo las puertas
los aromas, los arrastrados vientos.
Algunas veces tropiezo con mi interior,
en hojas tiradas o huellas que mis pasos dejan,
aunque afuera y dentro de la realidad
estoy adentrado hasta los sucios charcos.
Es todo lo que tengo,
es todo lo que me falta
este manuscrito cielo,
esas aves sin alma,
que precipitan en nuevo aire
y entre él mis hojas, la corteza y un suspiro
alejando mis palabras…
Y soy yo, y somos todo,
todo eso que inhibidamente nos rodea,
nos ahoga, nos silencia,
dentro de estos pasos iguales
que nos encuentra en banca de vida,
y en ella el parque de la esperanza.